McKenzie

abril 4, 2009

mckenzie¿Se puede echar más de menos un objeto? Es más que una manera de quedarse delgado: una filosofía de vida. Qué poético es pedalear. McKenzie, ich vermisse dich!


Lo que se echa de menos de Berlín

octubre 7, 2008

Me estoy acordando menos de lo esperado de los bares y los clubs de Berlín de lo que creía. Es decir, he ido a algún club en Madrid y no me lo he pasado muy bien, aunque la sesión del Elástico de hace un par de semanas me gustó bastante; pero tener miles de opciones para escoger y la duda de la gente a la que te encontrarás en función de si vas a un sitio o a otro en Madrid no se conoce muy bien.

De todas formas, como decía, no me obsesiona mucho pensar que el viernes pasado me perdí London Calling por primera vez en muchos meses o que este viernes me perderé Magnet o que no hay ningún sitio para desfasar tan guay como Berghain o el 25. Bueno, mejor no pensar mucho.

Pero lo que echo de menos de verdad, verdad, son los parques. La sensación de tener un sitio agradable en el que sentarte sin tener que pagar nada, y poder abrir una botella de vino con tus amigos o con tu pareja sin miedo a que aparezca la pasma y te ponga una multa de nosecuántos euros.

En Madrid no hay parques. Puedes andar durante horas sin encontrar un sitio agradable para sentarte. Porque no consideramos ese centro de trapicheos varios, costo para arriba, costo para abajo, llamado Retiro «un lugar agradable en el que sentarte», ¿verdad? Quizá lo más parecido que pueda mencionar sea el Palacio de Oriente, pero el concepto es totalmente diferente. Nadie se sienta sobre la hierba, no es tan grande y la presencia de un parque en cada barrio por el que pasear o hacer una barbacoa, no existe.

Intentaré concentrarme en la idea de que sentarse en el Volkspark de Friedrichshain, con la rasca que tiene que hacer, igual no es una buena idea.


I’m nowhere near

septiembre 15, 2008

Mañana vuelvo a Madrid a pasar unos meses. Volver tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, pero en el momento de irte sólo ves las malas. Supongo que como dice Lily Allen, with a little help from my friends, i’ll find a light in the tunnel at the end.

Es la segunda mudanza que afronto en ocho meses en condiciones emocionales MUY MALAS. Es un poco triste tener que irte de la ciudad a la que sientes que perteneces por cosas de la vida, pero es lo que hay. O bueno, no es lo que hay, es lo que ha ido saliendo.

No puedo decir que estos ocho meses hayan sido los mejores de mi vida, porque ha habido otros meses y otros años maravillosos también, pero sí sé que dejar mi trabajo súper estable y venirme aquí a vivir del cuento ha sido la mejor decisión crítica que he tomado en mi vida. Ahora me voy a Madrid a dar unos cuantos tumbos, pero seguro que vuelvo a hacer algo parecido alguna vez. Esto engancha.

Anoche fui al SO36, los domingos hacia las 20 ponen música alemana antigua, y la gente, básicamente homosexuales y lesbianas, baila por parejas. No es un sitio muy popular, la gente prefiere ir al GMF los domingos, pero a mí es el sitio que más me gusta. Fui con unos amigos que he conocido hace poco que a veces me asustan de lo que se parecen a mí. Fue genial, jugamos al futbolín con unos desconocidos, gané y perdí, bailé bailes regionales rusos y alemanes abrazado a lesbianas sudorosas y me emborraché lo suficiente como para tomar el pelo a gente a la que nunca me habría atrevido a tomarle el pelo. Después fuimos al 25, ese after cerca de Berghain siempre abierto, estuvimos en el backstage y todo se estropeó. Creo que no decía la palabra backstage desde Madrid, me recordó mucho a Madrid y me dio mucha pena. Mi amigo decía: “el backstage es un rollo. Quiero bailar fuera con la gente”. Y yo juraba que nunca más volvería a un backstage. Quiero bailar fuera con la gente normal. Y sin cámaras de fotos alrededor.

Antes de esto, devolví mi bici en plan anónimo. Intenté venderla, avisando de que estaba rota, en Ebay, pero no funcionó. Así que decidí atarla en la puerta de la tienda donde la compré, junto a una carta vengativa. Es muy cobarde no ir a que me devuelvan mi dinero, pero no tengo ánimo para ponerme a gritar en alemán. Así que un amigo alemán me ha ayudado a escribir la carta, que habla sobre la justicia en el mundo y empieza con un “querido señor vendedor de bicicletas” y termina con “un extranjero que está muy triste y decepcionado”.

En estos momentos la habrán abierto. Qué emocionante.

No voy a cerrar el blog. Tengo posts en borradores con ideas sobre Berlín que le pueden ser útiles a la humanidad y estoy seguro de que me apetecerá actualizar contando las cosas que echaré de menos. Además esto no es un adiós, es un hasta luego… Un hasta luego con banda sonora, porque no puedo parar de escuchar el disco de los Streets, ese I’ll not feel no fear, cause Im not living here, I’m nowhere near . O este vídeo, que me viene al pelo.


Nudismo en los lagos

septiembre 13, 2008

En Berlín el tiempo no es el típico tema de conversación para matar el rato cuando no tienes de qué hablar con alguien. Es realmente emocionante saber qué tiempo va a hacer y todos tus planes cambian de un día para otro en función de si hace frío o calor, que nunca se sabe. En verano, claro.

Por ejemplo, hoy he desayunado con unos amigos, y al bajar, uno ha tenido que volver a subir para coger un jersey. Y cuando nos hemos sentado a desayunar en una terraza, se ha tenido que quitar todo porque hacía un calor de narices.

El caso es que después de todo lo que ha llovido el verano, hace unos días pudimos ir a un lago porque estaba claro que no iba a llover y fue genial, como siempre que he ido al campo, uno de los mejores momentos de mi vida. Cerca de Berlín, dentro del mismo Berlín y en los alrededores hay varios lagos a los que la gente suele ir en verano. El más famoso quizá sea Wannsee. Nosotros optamos por uno que hay cerca de Onkel Toms, pero es difícil de encontrar. Lo mejor es ir con alguien que sepa ir o bajarse en esa estación de metro y preguntar.

Hay muchísima gente que hace nudismo. El nudismo está súper bien visto incluso en Tiergarten, donde se supone que hay una zona nudista para heteros y otra para gays, aunque yo nunca he encontrado ni una ni otra. El caso es que nada más llegar al lago de Onkel Toms con nuestros bocatas y nuestras tartas de queso y nuestra botella de agua, y de refugiarnos en un rinconcito natural, no en la playa donde están todos los niños y las abuelas, nos encontramos con una serie de gente totalmente desnuda en una clara actitud exhibicionista, de pie, en la orilla. Se iba una mujer desnuda, al cabo del rato venía un tipo solo y se desnudaba integral delante nuestra y a nadar. Mi amigo, alemán, decía: “¿Pero no hace tanto calor como para desnudarse, no?”. Y yo contestaba: “Pues yo creo que no, pero no sé”.


La noche de los museos o algo así

septiembre 10, 2008

Hace un par de sábados fue La Noche de los Museos, pero aquí la Noche de los Museos no es lo mismo que en Madrid. Ninguno es gratis ni la gente va borracha de madrugada a ver las exposiciones. La Noche de los Museos consiste simplemente en que abren hasta la 1 de la madrugada y los únicos que van un poco borrachos son los guías, porque les dan un cóctel a media tarde para animarles y para que se les pase antes el rato.

El sábado pasado no era La Noche de los Museos, pero por alguna razón había muchas celebraciones especiales e inauguraciones de varias exposiciones en galerías. Yo fui a una en Mitte, pero no he conseguido encontrar información sobre el artista en Internet. El problema es que se llama Jens Lehmann y hay un futbolista que se llama igual, o sea, que estamos perdidos.

Daban alcohol y comida gratis a todo el que pasara, no había que ser periodista ni nada, y esta vez sí la entrada también era gratis. Tú te ponías a ver los cuadros, se te acercaba una azafata que te ofrecía una bebida, tú pedías un vino blanco y hale, a mirar cuadros. Maravilloso. Por cierto, qué de homosexuales había, por amor de Dios.

La exposición no interesó mucho a mis amigos, y a pesar de que se rieron de mí cuando por la tarde pregunté si habría bebida gratis, ellos bebieron más y miraron los cuadros menos. Jens estudia los paisajes urbanos, pero no para mostrar su modernidad sino para reflexionar sobre el paso de la humanidad sobre ellos.

De algunas de sus obras me gustó el uso de colores, o la mezcla de materiales y la composición. Y de otras me gustó mucho la nostalgia que desprendía un ser humano desdibujado sobre una ciudad. Quizá una metáfora de la muerte o de alguien que tiene que irse de una ciudad aunque no quiera. Me gusta más según me acuerdo, a ver si descubro el nombre de la galería y puedo colgar una foto.


El abrazo alemán

agosto 13, 2008

Lo que más me gusta de Alemania es el saludo. Nunca me ha gustado dar dos besos, no sé muy bien por qué, pero de pequeño cuando me los daba alguien me limpiaba con la mano y mi madre me regañaba. Como mi madre me regañaba ya no me limpio con la mano, pero a veces me dan ganas. Cuando alguien da los besos al aire dan más ganas de limpiarse todavía, aunque sea de nada.

Aquí está muy extendido que las personas se abracen durante unos segundos, apoyando sus caras, en lugar de darse dos besos, y por alguna razón me parece mucho más bonito aunque no tenga nada que ver con la boca. La primera vez que esto me sucedió fue un shock. Fue un chico hetero, yo pensé que me iba a dar dos besos y me quedé muy sorprendido, por lo que no pude reaccionar a tiempo y pensé que nos habíamos dado un abrazo como accidente en realidad. Pero no.

La gente se saluda así. Y a mí me parece muy bonito en todos los sentidos:

-alguien con quien te has acostado y sabes que no vas a volver a acostarte nunca más. Pero el recuerdo de ese momento de intimidad ahí queda cada vez que os encontráis, que ya es más de lo que suele quedar.
-alguien que nunca caerá o para el que para nunca caerás.
-uno de tus mejores amigos que querrás hasta el día que te mueras.
-una persona a la que quieres o por la que sientes un gran aprecio pero a la que en España nunca te atreverías a tocar.
-alguien que sabes que ves habitualmente pero en un momento dado de tu vida probablemente no volverás a ver nunca más.
-un compañero de clase que ni siquiera es amigo pero que en el fondo significa más en una etapa rara de tu vida de lo que parece.
-etcétera.

Seguro que para la gente que lo hace habitualmente no significa nada, como para mí dos besos, pero para mí, un abrazo de segundos es guay.


Kaufland

agosto 11, 2008

No sé si pasar el otoño en Madrid. Si me fuera y decidiera quedarme por a o por b y, pasado un tiempo, volviera a Berlín, tengo muy claro que lloraría al pasar por delante de Kaufland. Kaufland, los que sabéis algo de alemán, habréis adivinado que no es un monumento para los judíos ni un bar de ligue, sino un supermercado. El supermercado más barato, más barato que LIDL, que Plus no sé porque nunca voy, en el que puedes llegar a hacer la compra en momentos de apuro económico por muy poco dinero.

Las primeras veces que iba y compraba absolutamente todo lo que se me antojaba me gastaba como 40 euros. Si una semana vas mal y tienes en casa aceite, champú, azúcar, o sea un fondo de nevera e higiene básico, puedes hacer una compra de supervivencia por 7 euros. Y esta semana que no es ni de las buenas ni de las malas, he comprado esto:

-3 plátanos
-1 lechuga
-1 berenjena
-1 calabacín
-3 pimientos
-1 saquito de cebollas
-1 cabeza de ajo
-1 tarrina de yogur gigante, para varios días
-1 tableta de chocolate
-un paquete de 10 salchichas caseras
-2 filetes de cerdo
-1 litro de leche semidesnatada
-4 panes para tostar en el horno (mi vicio del momento)
-6 huevos a consumir a partir del miércoles (ni idea de qué va esto, tengo que preguntar)
-1 botella de vino blanco húngaro que me gusta
-1 paquete de tomate frito
-200 gramos de jamón de york
-queso rallado Emental
-1 paquete de lonchas de queso Emental
-1 pizza de jamón, queso y champiñones
-12 bollitos de leche para desayunar

El precio de todo esto ha sido 19,73 euros.


La fiesta de la cerveza

agosto 4, 2008

Ayer daba un paseo con un amigo alemán por Frankfurter Allee dirección Karl Marx Allee cuando de repente él se paró en seco con intenciones de darse la vuelta.

-Oh, no, ¡la fiesta de la cerveza!-exclamó.

Con cara de susto, propuso seguir otra ruta. Yo no llevaba las gafas de ver de lejos, pero él me dijo que una cerveza gigante, una Coronita para ser más exactos, en forma de globo presidía estos fastos. Le tuve que suplicar que fuéramos, no es que yo sea muy cervecero, pero su cara de susto había provocado mi curiosidad.

La fiesta de la cerveza, Biermeile (la milla o una parte de una calle de la cerveza literalmente) son unas celebraciones alcohólicas que se hacen en Frankfurter Tor, este año del 1 al 3 de agosto. El ambiente que había asustado a mi amigo es el de cuarentones borrachos y pajilleros descubriendo las mieles del alcohol, pero merece la pena acercarse. Había bandas tocando rock and roll disfrazados de años 50, un concierto de unos Pimpinela tailandeses con un público de repente exclusivamente tailandés (?), un show de un tipo imitando a Roy Orbison subido en una mesa con una guitarra pero cantando las letras al guachi, guachi… Yo me lo pasé teta. Aunque nos tuvimos que ir, que a mi amigo le daba un ataque de ansiedad.


Verano en Berlín

agosto 2, 2008

Todo el mes de julio ha estado lloviendo, no dejaba de mirar el tiempo en Weather.com desesperado, encontrándome este panorama tan desolador.


Pero hace una semana las cosas cambiaron y de repente hacía un calor agobiante y desesperante, de querer morirte y no poder salir a la calle porque te mareabas.

Ayer salí con pantalones cortos y camiseta a un parque con un amigo de clase para estudiar alemán. Él se compró un helado. Pero de repente se puso a llover y desde entonces han vuelto los nubarrones. Pregunto a los alemanes si piensan que en agosto hará bueno y me piden que no me queje porque este invierno pasado no ha sido tan frío como podría haber sido, y mayo fue genial. Pues nada, a dar las gracias, toca.


Obama en Berlín

julio 25, 2008

Ayer fui a Tiergarten para ver el discurso de Obama. Con el fin de presenciar un hecho histórico. Todavía no me he enterado muy bien de a qué viene el tour de Obama, pero quizá no hay nada que entender, de la misma manera que nadie entiende el reality-show que montó junto a Hillary Clinton hace unos meses.

Decenas de miles de bicis se abrían paso sobre las 19 por Unter den Linden mientras yo caminaba, que mi bici está desahuciada, por lo menos de momento. Era gracioso ver a la gente luchando por avanzar entre los bosques por los mismos parajes por los que el día del Orgullo la gente gay se metía para hacer cruising.

El discurso empezó de forma muy emocionante, hablando de los años 40, de cómo América salvó Berlín, pero sin estas palabras, claro, y de cómo todo el mundo tuvo que mirar a Berlín para entender su dolor. Obama hizo referencia al fin de todos los muros y la gente aplaudía. Ahí sí entendí el poder de este tipo de actos, que yo nunca había ido a un mitin. Es muy fácil dejarse llevar por la euforia cuando te rodean 215.000 personas.

Pero luego el discurso fue avanzando contra el terrorismo, mencionó los atentados de Madrid, y pasó a decir unas obviedades muy políticamente correctas que podría haber dicho McCain. Había un señor, por cierto, con un paraguas pro-McCain, y un par de carteles contra la globalización y pidiendo la salida de tropas de Afganistán. Pero poca cosa. Ni siquiera nos registraron. De hecho ni siquiera vi a Obama ni sé dónde estaba exactamente. Sólo le seguí a través de una pantalla. Para mí que ni estaba en Tiergarten. ¡Y ni siquiera sonó el Yes, We Can! Qué decepción. En cualquier caso, a mí ver toda esta policía armada en mitad de una ciudad me da muchas ganas de ponerme el vídeo de Zombie, pero como no la llevo en el ipod, de vuelta a casa me tuve que conformar con esto: