Archive for the 'Costumbres de la región' Category

Lo que se echa de menos de Berlín

octubre 7, 2008

Me estoy acordando menos de lo esperado de los bares y los clubs de Berlín de lo que creía. Es decir, he ido a algún club en Madrid y no me lo he pasado muy bien, aunque la sesión del Elástico de hace un par de semanas me gustó bastante; pero tener miles de opciones para escoger y la duda de la gente a la que te encontrarás en función de si vas a un sitio o a otro en Madrid no se conoce muy bien.

De todas formas, como decía, no me obsesiona mucho pensar que el viernes pasado me perdí London Calling por primera vez en muchos meses o que este viernes me perderé Magnet o que no hay ningún sitio para desfasar tan guay como Berghain o el 25. Bueno, mejor no pensar mucho.

Pero lo que echo de menos de verdad, verdad, son los parques. La sensación de tener un sitio agradable en el que sentarte sin tener que pagar nada, y poder abrir una botella de vino con tus amigos o con tu pareja sin miedo a que aparezca la pasma y te ponga una multa de nosecuántos euros.

En Madrid no hay parques. Puedes andar durante horas sin encontrar un sitio agradable para sentarte. Porque no consideramos ese centro de trapicheos varios, costo para arriba, costo para abajo, llamado Retiro «un lugar agradable en el que sentarte», ¿verdad? Quizá lo más parecido que pueda mencionar sea el Palacio de Oriente, pero el concepto es totalmente diferente. Nadie se sienta sobre la hierba, no es tan grande y la presencia de un parque en cada barrio por el que pasear o hacer una barbacoa, no existe.

Intentaré concentrarme en la idea de que sentarse en el Volkspark de Friedrichshain, con la rasca que tiene que hacer, igual no es una buena idea.

Nudismo en los lagos

septiembre 13, 2008

En Berlín el tiempo no es el típico tema de conversación para matar el rato cuando no tienes de qué hablar con alguien. Es realmente emocionante saber qué tiempo va a hacer y todos tus planes cambian de un día para otro en función de si hace frío o calor, que nunca se sabe. En verano, claro.

Por ejemplo, hoy he desayunado con unos amigos, y al bajar, uno ha tenido que volver a subir para coger un jersey. Y cuando nos hemos sentado a desayunar en una terraza, se ha tenido que quitar todo porque hacía un calor de narices.

El caso es que después de todo lo que ha llovido el verano, hace unos días pudimos ir a un lago porque estaba claro que no iba a llover y fue genial, como siempre que he ido al campo, uno de los mejores momentos de mi vida. Cerca de Berlín, dentro del mismo Berlín y en los alrededores hay varios lagos a los que la gente suele ir en verano. El más famoso quizá sea Wannsee. Nosotros optamos por uno que hay cerca de Onkel Toms, pero es difícil de encontrar. Lo mejor es ir con alguien que sepa ir o bajarse en esa estación de metro y preguntar.

Hay muchísima gente que hace nudismo. El nudismo está súper bien visto incluso en Tiergarten, donde se supone que hay una zona nudista para heteros y otra para gays, aunque yo nunca he encontrado ni una ni otra. El caso es que nada más llegar al lago de Onkel Toms con nuestros bocatas y nuestras tartas de queso y nuestra botella de agua, y de refugiarnos en un rinconcito natural, no en la playa donde están todos los niños y las abuelas, nos encontramos con una serie de gente totalmente desnuda en una clara actitud exhibicionista, de pie, en la orilla. Se iba una mujer desnuda, al cabo del rato venía un tipo solo y se desnudaba integral delante nuestra y a nadar. Mi amigo, alemán, decía: “¿Pero no hace tanto calor como para desnudarse, no?”. Y yo contestaba: “Pues yo creo que no, pero no sé”.

El abrazo alemán

agosto 13, 2008

Lo que más me gusta de Alemania es el saludo. Nunca me ha gustado dar dos besos, no sé muy bien por qué, pero de pequeño cuando me los daba alguien me limpiaba con la mano y mi madre me regañaba. Como mi madre me regañaba ya no me limpio con la mano, pero a veces me dan ganas. Cuando alguien da los besos al aire dan más ganas de limpiarse todavía, aunque sea de nada.

Aquí está muy extendido que las personas se abracen durante unos segundos, apoyando sus caras, en lugar de darse dos besos, y por alguna razón me parece mucho más bonito aunque no tenga nada que ver con la boca. La primera vez que esto me sucedió fue un shock. Fue un chico hetero, yo pensé que me iba a dar dos besos y me quedé muy sorprendido, por lo que no pude reaccionar a tiempo y pensé que nos habíamos dado un abrazo como accidente en realidad. Pero no.

La gente se saluda así. Y a mí me parece muy bonito en todos los sentidos:

-alguien con quien te has acostado y sabes que no vas a volver a acostarte nunca más. Pero el recuerdo de ese momento de intimidad ahí queda cada vez que os encontráis, que ya es más de lo que suele quedar.
-alguien que nunca caerá o para el que para nunca caerás.
-uno de tus mejores amigos que querrás hasta el día que te mueras.
-una persona a la que quieres o por la que sientes un gran aprecio pero a la que en España nunca te atreverías a tocar.
-alguien que sabes que ves habitualmente pero en un momento dado de tu vida probablemente no volverás a ver nunca más.
-un compañero de clase que ni siquiera es amigo pero que en el fondo significa más en una etapa rara de tu vida de lo que parece.
-etcétera.

Seguro que para la gente que lo hace habitualmente no significa nada, como para mí dos besos, pero para mí, un abrazo de segundos es guay.

La fiesta de la cerveza

agosto 4, 2008

Ayer daba un paseo con un amigo alemán por Frankfurter Allee dirección Karl Marx Allee cuando de repente él se paró en seco con intenciones de darse la vuelta.

-Oh, no, ¡la fiesta de la cerveza!-exclamó.

Con cara de susto, propuso seguir otra ruta. Yo no llevaba las gafas de ver de lejos, pero él me dijo que una cerveza gigante, una Coronita para ser más exactos, en forma de globo presidía estos fastos. Le tuve que suplicar que fuéramos, no es que yo sea muy cervecero, pero su cara de susto había provocado mi curiosidad.

La fiesta de la cerveza, Biermeile (la milla o una parte de una calle de la cerveza literalmente) son unas celebraciones alcohólicas que se hacen en Frankfurter Tor, este año del 1 al 3 de agosto. El ambiente que había asustado a mi amigo es el de cuarentones borrachos y pajilleros descubriendo las mieles del alcohol, pero merece la pena acercarse. Había bandas tocando rock and roll disfrazados de años 50, un concierto de unos Pimpinela tailandeses con un público de repente exclusivamente tailandés (?), un show de un tipo imitando a Roy Orbison subido en una mesa con una guitarra pero cantando las letras al guachi, guachi… Yo me lo pasé teta. Aunque nos tuvimos que ir, que a mi amigo le daba un ataque de ansiedad.

Verano en Berlín

agosto 2, 2008

Todo el mes de julio ha estado lloviendo, no dejaba de mirar el tiempo en Weather.com desesperado, encontrándome este panorama tan desolador.


Pero hace una semana las cosas cambiaron y de repente hacía un calor agobiante y desesperante, de querer morirte y no poder salir a la calle porque te mareabas.

Ayer salí con pantalones cortos y camiseta a un parque con un amigo de clase para estudiar alemán. Él se compró un helado. Pero de repente se puso a llover y desde entonces han vuelto los nubarrones. Pregunto a los alemanes si piensan que en agosto hará bueno y me piden que no me queje porque este invierno pasado no ha sido tan frío como podría haber sido, y mayo fue genial. Pues nada, a dar las gracias, toca.

Obama en Berlín

julio 25, 2008

Ayer fui a Tiergarten para ver el discurso de Obama. Con el fin de presenciar un hecho histórico. Todavía no me he enterado muy bien de a qué viene el tour de Obama, pero quizá no hay nada que entender, de la misma manera que nadie entiende el reality-show que montó junto a Hillary Clinton hace unos meses.

Decenas de miles de bicis se abrían paso sobre las 19 por Unter den Linden mientras yo caminaba, que mi bici está desahuciada, por lo menos de momento. Era gracioso ver a la gente luchando por avanzar entre los bosques por los mismos parajes por los que el día del Orgullo la gente gay se metía para hacer cruising.

El discurso empezó de forma muy emocionante, hablando de los años 40, de cómo América salvó Berlín, pero sin estas palabras, claro, y de cómo todo el mundo tuvo que mirar a Berlín para entender su dolor. Obama hizo referencia al fin de todos los muros y la gente aplaudía. Ahí sí entendí el poder de este tipo de actos, que yo nunca había ido a un mitin. Es muy fácil dejarse llevar por la euforia cuando te rodean 215.000 personas.

Pero luego el discurso fue avanzando contra el terrorismo, mencionó los atentados de Madrid, y pasó a decir unas obviedades muy políticamente correctas que podría haber dicho McCain. Había un señor, por cierto, con un paraguas pro-McCain, y un par de carteles contra la globalización y pidiendo la salida de tropas de Afganistán. Pero poca cosa. Ni siquiera nos registraron. De hecho ni siquiera vi a Obama ni sé dónde estaba exactamente. Sólo le seguí a través de una pantalla. Para mí que ni estaba en Tiergarten. ¡Y ni siquiera sonó el Yes, We Can! Qué decepción. En cualquier caso, a mí ver toda esta policía armada en mitad de una ciudad me da muchas ganas de ponerme el vídeo de Zombie, pero como no la llevo en el ipod, de vuelta a casa me tuve que conformar con esto:

No al Mediaspree

julio 16, 2008

El domingo voté en el primer referéndum de mi vida, qué emoción. Fue todo muy confuso. Me tuve que salir de Berghain para que me diera tiempo a votar. Y eso que estaba lloviendo. Y eso que no tenía bici porque la llave se me había partido dentro de la cerradura.

Mientras esperaba debajo de un porche en frente de Berghain bajo la lluvia, me sucedió una historia surrealista. Se me acercó un inglés, una especie de Mike Skinner bajito, vestido de negro, y me preguntó dónde estaba el cajero más cercano. Yo le dije: “a tomar por saco”. Y el inglés me dijo que no sabía qué hacer: si volver al Panorama o irse a comer con su novia alemana y sus padres, a los cuales estaba visitando en Berlín. El tipo no paraba de hacer chistes y de contarme su vida con pelos y señales, haciendo todo tipo de aspavientos. Yo estaba sentado en el suelo y parecía que me estuviera ofreciendo un espectáculo. Parecía un personaje de cuento muy poco real.

Me pregunto si seguirán siendo novios, porque el chico volvió al Panorama.

A pesar de la lluvia, llegado un momento me tuve que levantar para ir a votar, por si acaso no me daba tiempo. Tenía las preguntas del referéndum pero eran tres, con muchos apartados y muy complicadas. Así que en la puerta paré a una chica y le dije: “¿Qué tengo que marcar si no quiero que se construya el Mediaspree?”. Y me lo dijo. Como me fiaba, pero me quería asegurar, a los de la mesa les volví a preguntar si me podían ayudar. Pero me dijeron que no, escandalizados, que era muy complicado y que no era el lugar. Por momentos pensé que al no hablar alemán no me iban a dejar votar, y no parecían muy convencidos de que mi voto fuera justo. Probablemente no lo fuera, pero anda que no hay votos desinformados en la democracia. Tampoco me parece para tanto. Y yo sabía lo que quería votar, sólo quería que me tradujeran la hoja. Pensé que para eso estaba la mesa, entre otras cosas. Desde luego no para explicar toda la política del país, pero sí para si, alguien no sabe leer, indicarle cómo votar.

Al final una pareja me ayudó, confirmándome lo que me había dicho la otra chica, e introduje mi hoja en la urna. Qué bien.

¿Resultado? El rojerío de la ciudad berlinesa, especialmente de sus barrios Kreuzberg y Friedrichshain ha decidido por un 87% de los votos que no quieren saber nada del Mediaspree. Que Berlín siga siendo una ciudad pobre pero con encanto. ¡Todos muertos de hambre viviendo una vida austera!

Voy a votar… ¿pero qué voto?

julio 8, 2008

Hoy en clase de alemán la profesora nos ha explicado que el domingo hay un pequeño referéndum en Berlín, pero sólo en mi barrio, Friedrichshain, y en Kreuzberg. Ambos barrios estuvieron separados por el muro aprovechando que también están separados por el río, el Spree: Friedrichshain este y Kreuzberg oeste. Aunque hoy en día Kreuzberg está tan tomado por los turcos que parece bastante este.

Pues bien, a alguien se le ha ocurrido montar una pequeña ciudad de la imagen en torno al Spree, aprovechando que ya hay varias empresas de comunicación en las inmediaciones, como MTV o Universal. El proyecto se llama Mediaspree y a los ecologistas, a la izquierda y a los verdes les parece mal porque dicen que los edificios no guardarán una distancia mínima con respecto al río y que contaminará. A otros les parece de maravilla.

O esto es lo que he entendido de mi clase de alemán, que puede que luego la cosa sea totalmente diferente.

El caso es que el sábado hay una manifestación y el domingo hay que ir a votar. Y según yo tengo entendido, creo que al estar empadronado en el barrio tengo derecho a votar… porque de hecho recibí la carta en la que se me invitaba, la misma carta que hoy ha sacado la profesora, sólo que yo no la entendía, ni quise entenderla porque pensaba que era para algo de deportarme, pero no, resulta que me invitan a votar, así que allí estaré para al menos intentarlo.

Lo que no sé es lo que votaré, que por un lado la ecología me parece estupenda y por otro que haya una ciudad de la imagen al lado de mi casa me podría venir de maravilla. Anda que no necesita Berlín mover un poco de dinero, pero por otro lado, ¿se perderá parte de su encanto? Ay, es un poco el eterno dilema de esta ciudad…

España-Alemania

junio 30, 2008

El partido decidimos verlo en un sitio en medio de la nada pero con una pantalla gigante, junto a un campo de fútbol, llamado Golgatha. Craso error. Y no porque ir a la puerta de Brandeburgo hubiera sido mejor idea, que bastante polen he tenido ya por este fin de semana, sino porque cuando llegué el sitio estaba lleno y no dejaban entrar a nadie. Mis amigos estaban dentro pero aquello era la guerra y era imposible entrar. Le lloré un poco al chico de la entrada diciendo que venía desde España pero no hubo manera.

En la puerta conocí a una amiga de una de las amigas que estaban dentro, australiana como ella, y decidimos ir a verlo a otro bar con otro amigo, después de desechar escalar unos muros para colarnos en este sitio como hooligans, por temor a que nos deportaran del país. Estos desconocidos me acogieron de maravilla y me invitaron a una cerveza bien grande cuando mi país ganó. La pantalla de este otro bar no era tan grande pero por lo menos podías moverte un poco o incluso ir al baño. Y ahora que lo veo, tenía cuadros de los Beatles.

El partido no me gustó mucho. Nos perdimos el gol de España con el cambio de bar y cuando vi que iba ganando me dio un poco como igual. El partido entre Alemania y Turquía con varios goles y cambios de sentido en el resultado fue mucho más entretenido. Sólo unas ocasiones de gol de los alemanes al principio de la segunda parte amenizaron un poco la cosa.

En este sitio no había ni un solo español, por lo cual pasé un poco de miedo. Por fortuna me había comprado una bandera alemana por 1 euro, así que daba el pego, aunque yo no llevaba la cara pintada como otros.

De vuelta a casa no mucho qué contar. Caras largas en el metro y amigos de amigos felicitándote porque tu país había jugado mejor. Si yo lo que quería era irme de fiesta. Tendría que haber ido con mis amigos españoles, por una vez. Me contaron que estuvieron toreando coches con banderas españolas y que nadie les pegó.

Un Orgullo sin ‘A quién le importa’

junio 29, 2008

Para ir al Orgullo a Berlín hay que madrugar y no salir la noche anterior, que a las 12 de la mañana ya están todas las maricas en pelota subidas en las carrozas. La manifestación sale más o menos de Alexander Platz, sigue por Unter Den Linden como las de las nazis, pasa por Potsdamer Platz, por ese barrio gay por el que sólo salen los pringados y termina en Tiergarten, donde te quedas de fiesta todo el día hasta la 1 de la madrugada escuchando conciertos y sesiones de dj’s, lo cual está fenomenal para los alérgicos al polen y para los que se han olvidado de sacar dinero (el cajero más cercano, ¿qué está? ¿A 200 km?). Lo bueno es que no molestas a los vecinos.

Por la mañana llovió, por la tarde paró y salió el sol y por la noche volvió a llover. Cuando me refugié entre los árboles de la lluvia comprobé que lo mejor de cada casa practicaba el cruising por doquier a eso de la medianoche. Entonces recordé que un amigo de Madrid me había dicho que Tiergarten era conocido por estas cosas también.

No vi a Klaus, el alcalde (gay) de Berlín, pero sí a una de mis profesoras de alemán, que me dio un flyer, y a mi vecino de enfrente, sobre una carroza medio emo, ahí dándolo todo.

La policía en España no se deja hacer esto.

No tengo ni idea de por qué todos los años hago fotos de pompones.

Los verdes llevaban la mejor música, sobre todo por la mañana.

Tiergarten durante el rato de sol.

Was ist das?

Españoles por doquier.

Provocando a los hinchas españoles.

Todo preparado para esta noche.